domingo, 1 de noviembre de 2009

1 de Noviembre. San Gil

Llegamos a Bucaramanga a las 5 de la mañana. Tengo billete para las 8 a San Gil (20.000p) así que intento cambiarlo por otro que salga más pronto. Tengo suerte y consigo uno para las 6 y media. Esa hora y media la paso viendo La Mascara en una tele de la sala de espera así que no se me hace muy largo el rato.
A las 6 y media cojo el bus para San Gil, aun me quedan 3 horas de viaje así que me pongo a leer. La carretera está llena de curvas y me mareo. Así que intento dormitar lo que me queda de viaje.
Por fin, a las 10, llego a San Gil. Por suerte el conductor me deja en el centro y no en la Terminal donde se supone queme tenia que dejar.
Me pongo a buscar hostal, pero todos resultan algo caros, así que termino en uno que me habían recomendado y que resulta económico (Casa Monkora; comunitaria con Internet gratis 15.000p). Las habitaciones individuales están llenas, así que me quedo en una comunitaria donde solo se aloja una chica (que ese momento no está).
Como aun me encuentro mal, me acuesto un par de horas, que son como un milagro, ya que me levanto como nueva.
Me voy a comer a un restaurante llamado Casa Maná y, otra maravilla. Por menos de 3 € el menú con sopa, pechugas enrolladas con salsa de vino y postre. Por supuesto todo muy generoso.
Como el restaurante es bastante popular, esta llenísimo, lo que me obliga a esperar a compartir mesa con una pareja. El comer con ellos es muy gratificante, ya que son encantadores y agradables. Casualidades de la vida, el hombre había estado viviendo en Zaragoza hace 20 años en la calle de al lado de mi casa. El mundo es un pañuelo
Después me voy al Parque Gallineral (4.000p) donde paseo durante un buen rato, viendo sus arroyos, sus hermosos árboles con las “barbas de viejo”. Es muy relajante. Para terminar me voy un baño en la piscina natural y me toco un helado de coco y maní. Un día muy tranquilo.



Como aun es pronto, me voy hacia el centro de la ciudad. Estos días son festivos y hay una feria de ganadería, así que la plaza esta llena de tenderetes de comida y gente en general. También veo un montón de gente a caballo. San Gil resulta una ciudad agradable y tranquila. Y por fin el clima es de nuevo agradable.




Esta noche, me salto la dieta de comida colombiana y me voy a una pizzería donde me tomo un calzone bastante rico. De allí al hostal a leer un rato y a dormir

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