miércoles, 5 de mayo de 2010

Día 5 de Mayo. Empieza la aventura en tierras belgas

Nuestra primera pequeña aventura de este año iba a transcurrir en Bélgica, una escapadita de cinco días que queríamos aprovechar al máximo.
Tenemos la suerte de contar con vuelos baratos, directos desde Zaragoza así que nos compramos los billetes y nos dispusimos al viajecillo que nos iba a llevar por las tres ciudades más conocidas de ese país; Bruselas, Brujas y Gante.
Al principio íbamos a ir a la excursión cinco miembros del CS, pero al final una se rajó y acabamos yendo cuatro a los que hay que sumar la presencia de la mascota “Rani” (Aqui la tenemos preparada para despegar).

Así que ese día 4 de Mayo por la tarde, nos plantamos en el pequeño y coqueto aeropuerto de Zaragoza con nuestras dos maletitas compartidas (por eso del ahorro del billete) en donde hicimos los trámites de siempre. En este caso, y al tratarse de un aeropuerto tan pequeño los trámites se hacen de forma rápida y eficaz. Pude comprobar los agradables cambios que había sufrido durante los últimos años.
Teníamos algo de miedo con eso del volcán islandés de nombre impronunciable ya que teníamos la Espada de Damocles sobre nuestras cabezas y no sabíamos si en el último momento nos iban a cerrar un aeropuerto.
Pero hubo suerte y el avión salio más o menos a su hora rumbo a Charleroi, un pueblo a una hora de Bruselas.
Ese día hacia un viento horroroso en Zaragoza (algo mas que de costumbre, jeje) y hubo momentos “críticos” en la subida al avión. Y es que claro, nuestro aeropuerto es tan chiquitín que hay que ir andando por la pista hasta que coges el avión.

El vuelo fue breve y transcurrió sin incidentes y sobre las 9 aterrizamos en Charleroi.
Teníamos idea de ir en tren desde allí hasta Bruselas, pero nos dijeron que el shuttle, aunque algo mas caro, era mas cómodo y nos ahorraba lo de hacer transbordos.
No lo pensamos mucho, cogimos 4 billetes para la ciudad y nos pusimos a esperar.
Y estábamos allí esperando y hablando, cuando de pronto se nos acerca un chico y nos pregunta en ingles si sabíamos hablar polaco (¿?). No tengo muy claro como pretendía encontrar a alguien que hablara ese idioma y menos cuatro españoles, pobrecillo.
El Shuttle nos dejó en la estación Midi de Bruselas, que según el mapa, distaba poco de nuestro hotel. Como andábamos algo desorientados sobre la ubicación exacta en la que nos encontrábamos nos dirigimos al conductor del bus (que creemos de origen magrebí) para preguntarle donde estaba la calle a la que íbamos. El nos contestó: yes, after the building. De todos es sabido mi mal nivel de ingles, asi que mi cerebro concibió la frase como rara pero comprensible y no me puse a pensar si estaba mejor o peor dicha hasta un poco más tarde. Pero oye, el significado estaba claro y seguramente de otra manera lo hubiera entendido peor.
Como no nos fiábamos del agua belga, de camino al hotel hicimos una paradilla para comprar agua en el único establecimiento abierto que encontrábamos. Eran las 10 y media de la noche y no había ni un alma por la calle. Como pudimos comprobar, nuestro hotel se encontraba en la zona inmigrante-marroquí de la ciudad. Así que era nuestro Paraíso particular de restaurantes exóticos y pastelerías árabes. Ya soñábamos con esos pastelitos de almendras y esa pastelaaaa.
Llegamos por fin al hotel y nos damos de bruces con la realidad. Nos dicen que han tenido un problema con mi tarjeta de crédito y que han anulado la reserva. Me dicen que me han mandado un mail para informarme (esa misma mañana, ya ves tu). No dábamos crédito a nuestros oídos ya que el pago del hotel era en metálico en el mismo y nunca se nos pasó por la cabeza lo de la tarjeta…
Pues bien, que, pese a ello se portaron bien. Ellos no tenían nada libre, empezaron a llamar a todos los hoteles pero sin mucha suerte.
El tiempo pasaba y nosotros habíamos acampado en el salón del hotel, que era bastante decadente, por cierto. Nos veíamos durmiendo allí toda la noche.
Al final, después de una hora de tensa espera, nos dijeron que había algo libre. Un apartamento que nos salía a 200 € la noche (careros son un rato largo). El hotel costaba más de 150 así que tampoco nos pareció tan caro en proporción. No estábamos para escatimar nuestras economías en ese momento. Así que nos llamaron a un taxi y nos fuimos al apartahotel.
El apartahotel era bastante bonito y estaba en una plaza preciosa, lástima que nuestra apretada agenda impidiera disfrutar mas de el. Solo nos dio tiempo de lavarnos un poco y directos a la cama. Al día siguiente había que madrugar y era más de la 1 de la mañana.

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