domingo, 19 de septiembre de 2010

DOMINGO 19 SEPTIEMBRE. Lluvia, lluvia y más lluvia. Iglesias de madera de Maramures

Hacemos nuestro último intento con la chica del hotel, preguntándole sobre el “rent a car”. De nuevo o es carísimo o no hay nada. Hartas nos vamos a seguir el “plan b” que tan bien nos había ido en Targu Neamt; el taxi.
Por suerte enfrente del hotel tenemos una parada de taxis así que después de un par de intentos encontramos a uno que nos hace un precio bastante razonable y nos lleva a donde queremos. No nos llevara a los pueblos del sur, pero si a ver lo más típico de la región: Sapanta, Barsana, Ieud, Botiza… todo el día por 180 lei
Primero nos lleva al cementerio feliz de Sapanta. Un cementerio muy curioso, cuyas lápidas son de madera pintada de alegres colores y con dibujos conmemorativos de la vida del difunto. Lo malo es que el clima sigue siendo desapacible que invita poco al paseo. Húmedo y frío, que asco.


Después de un paseo por allí y una breve visita a la tienda de recuerdos (sin nada de interés) nos vamos a nuestra siguiente parada; el Monasterio de Barsana. Aquello por lo que merece la pena visitar Maramures.





Es un sitio de ensueño, pese al frío y la lluvia constante que ya había hecho su aparición. Rodeado de bellas y verdes montañas se levanta un monasterio todo hecho de madera. Consiste en tres iglesias con la arquitectura típica de la región (madera y tejados en punta) y varias casas de cuento en donde viven las monjas y los curas. Todo ello lleno de césped y mas y mas flores. Para rematar la bella estampa tuvimos suerte y pillamos una misa ortodoxa en todo su esplendor (algo bueno tiene llegar en Domingo). No hay palabras para definir dicha experiencia con las voces de las monjas cantando el aleluya en ese paraje y la gente rezando por la explanada, no menos espiritual que los hindúes de la India


Luego nos fuimos a Botiza, pueblo que según la guía era atractivo por su costumbrismo (que tampoco vi) Lo que si nos sorprendió gratamente fue su bello monasterio de madera. Otra preciosidad idílica.
Para acabar con la excursión nos llevó a Ieud donde destaca otra bonita iglesia de madera y su más bonito todavía, cementerio.


En el camino nos fue parando en varios sitios que decíamos o que consideraba importantes; Bogdan Voda


algunos portales de madera esculpida típicos de la región


y parada de rigor para ver unos árboles en los que la gente pone boca abajo unas cacerolas, según el taxista, para no fregar. Yo en el foro había leído que era una tradición pre-boda. Lo cierto es que no se si típico o no, pero solo vimos dos árboles de ese estilo y los dos en el mismo pueblo.

Fiel a nuestra costumbre todo lo vimos rapidito (la lluvia ayudaba poco) así que a las 3 llegamos a Siguet otra vez donde comimos.
Como no sabíamos muy bien donde pasar la tarde nos fuimos a buscar un cyber, que por supuesto estaba cerrado (como todo en este pueblo). Nos decidimos por entrar en el museo de la victimas del Comunismo que me habían recomendado y que resulto ser un acierto.
Este museo, como su nombre indica, esta dedicado a todos aquellos que sufrieron y murieron durante el Régimen comunista de Ceaucescu. Esta ubicado en la antigua cárcel, y todas sus celdas representan una parte de la historia, ya sea “la censura de los medios”, “la opresión de los intelectuales”… Un montón de salas y más salas temáticas. También tiene una representación de una de las celdas (donde murió uno de los líderes más importantes anticomunistas). Lo malo es que la guía no está en español, así que nos tuvimos que apañar con leer todo en ingles. Entre mi nivel de ingles y la poca idea que tenemos de historia rumana, resulto difícil entender todo.
Pero lo más impactante sin duda es la entrada. Para acceder a las celdas hay un pasillo cuyas paredes están cubiertas de fotos de gente (suponemos muertos o torturados). Impacta mucho ver esas caras (incluso niños y abuelos) y saber lo que tuvieron que sufrir. ¡Que malas son las dictaduras, sean del color que sean!
Luego ya nos vamos a la estación (bajo la lluvia, claro) con el fin de investigar la mejor combinación para irnos de este pueblo que no nos ha gustado nada. Queremos ir a Cluj Napoca y no hay nada que vaya bien. El tren tiene unos horarios horrorosos así que lo descartamos y no hay buses directos (o no nos enteramos si los hay). Así que decidimos ir a Baia Mare que tiene más comunicaciones y de allí dirigirnos a Cluj Napoca.
Ya en el hotel, ducha y ropa seca. Algo altamente esperado por servidora que no podía aguantar más sus empapados pies y que ya temía que sus “pestosidades” empezaran a criar.

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