jueves, 23 de septiembre de 2010

JUEVES 23 SEPTIEMBRE. Segundo día en coche. Todo “Inchis”

Aunque nuestra idea primera era visitar un balneario descartamos la idea ya que no queríamos perder tanto el tiempo y queríamos llegar a Sibiu antes de que anocheciera.
Así que después de desayunar copiosamente en Siguisoara nos fuimos a Valea Villor, lugar que nos habíamos saltado el día anterior.


Ese camino resulto especialmente espectacular. Como era bastante temprano, todavía había niebla, todos los campos llenos de rocío. Pero eso no era lo “mágico” sino que estaban todos cubiertos de telas de araña, que al estar cubiertas de gotas eran especialmente preciosas. Era tan bonita la escena que tuvimos que parar para hacer fotos. Era mágico, la niebla, la luz que había, las telas de araña…





Después de “quemar” la cámara con mil fotos de telas de araña y “ambientes”, nos fuimos al pueblo. En ese momento la niebla ya había ascendido y había un brillante sol matutino (sol bueno). La iglesia, para no variar estaba cerrada. Menos mal que estaban trabajando unos obreros así que entramos haciéndonos las tontas y nadie nos dijo nada (y además entrada gratis).


De allí ya nos fuimos a Alba Iulia. Aunque en España casi nadie la recomendaba, aquí nos habían dado bastantes buenas referencias de la ciudad así que decidimos ir allí, visitar la ciudadela y comer. El camino en esta ocasión era bastante mas malo que los anteriores, con algún que otro bache, pero siempre lejos de las “horribles carreteras” que nos habían comentado en el foro y que no habíamos visto hasta entonces (salvo la de Viscri)
Y como bien habían dicho los rumanos, Alba Iulia me gustó bastante.



Lo que es la ciudadela (la más grande de Rumania) se ve poco, pero dentro hay una ciudad universitaria llena de edificios antiguos bien cuidados, un par de iglesias (una católica y otra ortodoxa) y sobre todo muchas muchas flores. Tranquilo.


Ya de bajada paramos a comer en un restaurante de menú (menú zilei) que nos salió bastante bien, como no, comimos sopa y carne empanada que se había convertido en nuestra monodieta.

Al salir de Alba Iulia nos pilló un atasco monumental del que desconocíamos el motivo. Después de un rato paradas (sin que nadie emitiera un solo pitido) la fila se puso en marcha, aunque a un ritmo especialmente lento. Resulta que estaban haciendo obras en el puente y estaban desviando a todo el tráfico por un puente flotante del ejército. Como esos puentes son de un solo sentido pues tenían que regular el tráfico. Un rato en un sentido, un rato en el otro. Fue una experiencia eso de pasar el puente flotante, jeje.




Estuvimos atascadas un buen rato y no escuchamos ni un solo pitido. Igualito que en España, jeje.
Nuestro siguiente destino, la iglesia de Calnic que también estaba cerrada. Tuvimos suerte ya que además de nosotras había tres francesas que encontraron al hombre que abría la iglesia así que entramos tras ellas. Yo creo que el hombre no nos vio ya que en ningún momento vino para cobrar la entrada (tampoco nosotras hicimos mención).





Esta iglesia era bastante mona y bien cuidada. Dimos un paseíllo por dentro y nos fuimos de nuevo al coche. El hombre y las francesas habían “desaparecido”. Así que de nuevo nos vamos sin pagar (la segunda iglesia del día)
Luego nos vamos a Cristian que también estaba cerrada, esta vez porque llegamos mas tarde de su apertura… Ya estamos más que hartas del “INCHIS” dichoso.


Como se nos ha hecho algo tarde, damos por vistas el resto de iglesias ya que imaginamos que serán parecidas a las que ya hemos visto y seguro que también estaban cerradas.


Al entrar a Sibiu, de nuevo atasco. Como queremos irnos al día siguiente a primera hora, nos dirigimos a la estación para buscar un hotel cercano a la misma. Encontramos uno bastante majo justo enfrente. Rellenamos el depósito de gasolina y llamamos a la agencia para decirles que ya podían venir a buscar el coche.
Mientras esperamos que lo recojan nos tomamos algo en la terracita del hotel. El chico viene algo tarde así que entre una cosa y otra se nos hace la hora de la cena.
Como estamos cerca del centro también, repetimos en el restaurante de la otra vez. Que rico por Dios…

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