lunes, 20 de septiembre de 2010

LUNES 20 SEPTIEMBRE. Adiós Siguet

Desayunamos rápidamente y nos vamos a la autogara ya que nos habían comentado que había un minibús que salía a las 8. Después de preguntar y que el jefe de estación hiciera varias llamadas nos suben a un bus que estaba esperando fuera. Nos dio un poco de cosa ya que íbamos solas y nos habían cobrado nada. Al cabo de unos minutos, nos damos cuenta de que ese no es nuestro bus, sino que nos está llevando “de favor” a la parada real del bus que teníamos que coger (así de amables son). Como mas tarde pudimos entender, el jefe de estación llamó al minibús y les dijo que esperase ya que nos iban a llevar, que majos.
Después un rato en bus llegamos a Baia Mare, donde por 10 min. perdimos el bus a Cluj.



Como tenemos que esperar mas de dos horas a que saliera el siguiente, aprovechamos para sacar dinero, tomarnos un chocolate y comprar algo de comida en un súper (se supone que comeremos en el bus).
A las 12 otro autobús nos lleva a Cluj Napoca donde llegamos a las 3.
Para no complicarnos la vida, cogemos un taxi hasta el hostal “recomendado” donde tenemos suerte ya que quedan habitaciones dobles libres. Dejamos las cosas y nos vamos a pasear por la ciudad. Hotel Retro 90lei/doble


La ciudad esta me gusta, esta bastante limpia, hay muchas tiendas chulas, gente; VIDA. Todo lo contrario a Siguet que parecía un pueblo fantasma. Pese a que el día estaba feo y nublado, no llovió ni una gota. Todo un reposo para mis pies.



Nos pasamos la tarde de tiendas, paseando por la ciudad que nos pareció bastante bonita. No un bonito tipo Brasov, sino mas bien un bonito tipo Zaragoza, prescindible para el turista, pero cómoda y agradable.


Una de las cosas que más me gustó fue la fuente musical que había delante de la catedral ortodoxa. Un gusto estar allí sentadas escuchando las cuatro estaciones de Vivaldi…
Tampoco estuvo mal todo lo referido a la comida, tanto el bar donde nos paramos a tomar un chocolate (si, otrooooo) como el restaurante donde cenamos una deliciosa ciorba y unos no tan deliciosos papanasi (otra cosa que no nos gustó de la comida rumana).
Y es que “bolitas de queso fritas” (lo que llega a ser el papanasi) suena muy apetecible hasta que ves dos bolas de masa (el sabor a queso inexistente) enormes cubiertas de nata y mermelada. No está malo, pero comimos media ración de postre cada una y nos empachamos. Estos rumanos deben tener unos jugos gástricos alucinantes si tienen que digerir esas cosas.
*Aqui tenemos a Rani con sus amigos rumanos*

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