miércoles, 22 de septiembre de 2010

MIERCOLES 22 SEPTIEMBRE. Por fin tenemos coche. Rumbo a Siguisoara

Habíamos quedado con la chica del alquiler de coches a las 8:30 así que tanto ella como nosotras estábamos allí como un clavo a dicha hora.
Nos lleva a ver el coche (cuya marca no nos habían dicho el día anterior) y nos llevamos la grata sorpresa de que es la misma que la de Jose, con el cual había estado entrenando nuestra Peich antes de venir. Un relax para mi conciencia eso de que la pobre Peich vaya más suertecita con el volante.
Así que entre rellenar papeles, ir a buscar dinero (no le informaron de que queríamos pagar con tarjeta y tuvimos que pagar en metálico) y rellenar el depósito de gasolina, salíamos de Sibiu a las 10 de la mañana
El clima se seguía portando bien. Que lejos parecía entonces esos asquerosos días lluviosos de los Maramures…
Nuestro plan era tener el coche dos días, lo justo para ver toda la zona, las iglesias fortificadas, los pueblos sajones y Siguisoara, ciudad a la que queríamos llegar esa noche a dormir.
Como dos días tampoco daban para mucho, habíamos hecho una selección de los pueblos que contaba con la iglesia más interesante (aquellos que llevaban el sello de la UNESCO).
La primera parada la hacemos en Medias (antes ya nos habíamos saltado el desvío a Valea Villor), pueblo que tampoco tiene mucho renombre pero que nos pareció bastante majo.




También hicimos la parada de rigor para tomarnos el almuerzo (un batidito rico)


Luego nos fuimos hacia Biertan, que cuenta con la iglesia fortificada más interesante de toda la zona.



Pagamos la entrada y nos pusimos a ver la fortificación que estaba bastante bien conservada. El pueblo y los alrededores también eran bastante agradables.
Luego, pasando de largo Siguisoara, vamos hacia Viscri parando en otra iglesia que estaba cerrada pero que tampoco parecía muy interesante.
Y en el camino a Viscri tuvimos nuestro “momento aventura” ya que al coger el desvío la cosa se empezó a complicar. Nosotras no estábamos seguras que una carretera tan mala pudiera llevar a un pueblo al que llegaban los turistas. Faltaba asfalto en la mitad del pavimento y estaba llena de baches.


Aun así llegamos al pueblo que resultó ser lo mas costumbrista que vimos en todo Rumania. Un pueblo sin asfalto y con gente dedicada al campo, bastante tranquilo.
Después de varios intentos de encontrar la iglesia, y de que casi se nos queda atorado en el barro, decidimos aparcar el coche en la “calle principal” y nos pusimos a buscar caminando.



Gracias a la intuición de Maripaz, encontramos el camino a la iglesia, que para no variar estaba cerrada y solo pudimos ver por fuera.


Volvimos al pueblo (la iglesia estaba en las afueras) y cogimos el coche destino Siguisoara donde llegamos sobre las 4.
Luego, maleta en mano y cuesta arriba nos fuimos al casco antiguo de la ciudad (no se puede aparcar en el centro histórico) a buscar alojamiento.
Encontramos uno “recomendado” que no es que estuviera muy allá, pero pasábamos de buscar mas, solo era una noche y estaba bien situado. El Burg Hostel 100 lei /doble con baño dentro.
Siguisoara, a mi parecer, es la ciudad más bonita de Rumania.





Esta bien conservado su estilo medieval, con sus casas de colores, sus macetas en las ventanas, muy mona.





Nos fuimos a la iglesia principal que hay en la parte mas alta para pasear y ver las vistas y como no, el cementerio que también nos gustó bastante. Esta vez no era un encantador cementerio lleno de flores, sino lo contrario. Lápidas con losas llenas de musgo en plan tenebroso, algo añejo pero super bonito también y unos enormes árboles alrededor.

Dejamos el cementerio y fuimos a recorrer lo que nos quedaba y luego otro chocolate en un bar muy mono hasta que anocheció.

En la plaza nos encontramos con un par de españoles que viajaban también por aquí y que estaban como locos haciendo fotos de la hora azul (el ocaso). Cuando según ellos era más bonito hacer fotos nocturnas. Estuvimos hablando con ellos un rato y luego nos fuimos a buscar un sitio para cenar. Encontramos un italiano (por no repetir sopa) que estaba bastante bueno.

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