jueves, 21 de julio de 2011

Día 21. Sirince y el "ataque de los clones"

Nuestro plan para el día de hoy es tranquilito así que nos levantamos “tarde” y nos vamos en dolmus (minibús) a Sirince, un pueblecito cercano a Selçuk, tranquilo y famoso por su ambiente rural y casitas típicas.







Llegamos pronto y nos ponemos a pasear y tiendear un poco. La verdad, es que después de los agobios del día anterior se agradece un día como este. Este pueblo es famoso por sus vinos y sus jabones así que unas u otras acabamos comprando alguna que otra cosa.

En los últimos días vamos viendo gente con “parecidos razonables” a distintas personas conocidas o no tan conocidas, es nuestro pasatiempo favorito, jeje.
En este pueblo, mismamente vemos a “House” de joven y a un chico que se parece al Jesucristo de las imágenes (guapo, guapo). Después de un refrescante zumito de granada, comemos en un restaurante muy coqueto con vistas. Yo, por supuesto me atreví con unos platos, cuanto menos originales, flores rellenas y algo llamado “manti”(raviolis turcos). Las flores muy ricas, la salsa de los manti, a base de yogur, demasiado agria.
(ESE CUERPO, QUE NO PASE HAMBREEE)




Cogemos el bus de vuelta a Selçuk. Allí nos informan de los horarios de buses Izmir-Edirne (no las teníamos todas con nosotras de que existiera esa conexión).
Volvemos al hotel donde reservamos el hotel de Edurne, el único que habia disponible y nos vamos a la estación para coger un dolmus a Izmir. Y en ese dolmus, estaba EL, el Dios turco, jeje. Si habíamos encontrado parecidos razonables por toda Turquía, aquí nos encontramos con el mas-mejor clon de todos. El clon de Cayetano Rivera Ordóñez, mujeres y hombres gays del mundo, me entenderéis cuando digo, Oh, Dios mío, jejejeje. Pues eso, que el conductor del dolos era guapo guapo, uffff.
Ya en Izmir dejamos las maletas en consigna y nos fuimos de paseo por el paseo marítimo. Aunque por supuesto, lo primero que hicimos es tomarnos un tentempié (ya veis que hambre no pasamos)
Esa zona de la ciudad nos gustó un montón, muy moderna, limpia… Además estaba atardeciendo por lo cual los colores eran preciosos.


Nos sentamos en el parque para ver atardecer y nos volvimos a la estación.

Allí a hacer tiempo hasta la hora en la que salía el bus. Para no variar dormí todo el rato, no me enteré de nada (salvo del aire acondicionado que estaba a tope, uff)

No hay comentarios:

Publicar un comentario