miércoles, 30 de noviembre de 2011

Ruinas de My Son

Para llegar a My Son (ojo, no se pronuncia al modo ingles sino al español) hay más de dos horas de bus. Por suerte no va muy lleno y podemos ir más anchas. La pierna de Elena está hinchada de la retención de líquidos y es conveniente tenerla en alto el mayor tiempo posible (que rollo).
Las ruinas están dentro de un bosque no demasiado frondoso pero que aun así da bastante sombra (cosa agradable con el calorcito que hace).
Esta vez tenemos un guía bastante bueno que explica un montón las cosas (el único que lo hizo en todo el viaje). Pega, que solo habla en ingles así que como entendemos poco la atención se nos dispersa bastante. La excursión en si dura unas dos horas. Las ruinas pertenecen a un antiguo reino Chan, con raíces hindúes. La verdad es que la gente dice que tampoco eran nada del otro mundo, pero a nosotras 5 nos gustaron bastante.




Luego vuelta al bus y de allí al bote que nos devolvería a Hoi An. La comida la hacemos a bordo. Para no variar, arroz blanco con verduras (Ahora ya ni rollitos que es lo único rico, uff). La excursión en barca es más decepcionante ya que es un barco feucho, las riberas no tienen nada de particular y además huele a gasoil.
Antes de llegar al pueblo, nos paran en una isla a ver artesanías populares. Parece ser que son expertos en la manufactura de elementos de madera. La verdad es que hacen verdaderas maravillas (lástima que la mayor parte de las cosas no se pueda transportar).

Estamos un rato paseando por las calles y volvemos al barco


Llegamos temprano a Hoi An y nos vamos al hotel a descansar un rato y pasamos es resto de la tarde de paseo, probando y comprando mas vestidos y contratando con la agencia la excursión del día siguiente. Al final alquilamos un taxi que nos lleva a las cinco a Hue, con parada en las Montañas de Mármol (un dos en uno). Eso sí, nos cuesta una barbaridad el regateo con el chico de la agencia.
Terminamos el día cenando en el restaurante del día anterior

martes, 29 de noviembre de 2011

Nuestro destino final: Hoi An

Pese a haber dormido bastante bien nos despertamos temprano. Nos ponemos a desayunar los restos del día anterior y a ver pasar el paisaje. Cuando son las 11, hora en la que se supone que debíamos llegar a Danang, el tren empieza a entrar en lo que parece una gran ciudad. Nosotras ya todas contentas porque al fin hemos llegado cuando de pronto vemos un cartel que pone “Hue”. Casi nos morimos del horror. Hue está a tres horas de nuestro destino…

Así que haciendo de tripas corazón y asumiendo que tenemos que pasar tres horas más en el habitáculo nos ponemos a leer, dormitar, jugar a las cartas… La mañana se pasa lenta.
Llegamos a Danang y sin muchas ganas de discutir cogemos uno de los primeros taxis que nos ofrece ir a Hoi An, nuestro destino definitivo. Hemos decidido establecer nuestro campamento en este pueblo, visitar todo lo que nos queda y volver en avión a Hanói si encontramos una tarifa medio barata.
Nada más llegar Hoi An nos sorprende por lo agradable que parece. Está rodeado de campos de arroz, hace buena temperatura, todo parece limpio… El taxi nos deja en el hotel que le decimos (el primero que leí en la guía) y se marcha.
Como la pierna de Elena esta algo hinchada y le duele al andar, dos de nosotras se van a buscar hotel. Después de un par de hoteles y sin ganas de buscar más, nos quedamos en uno que es algo caro pero que tiene muy buen aspecto, piscina (que luego no llegaríamos a usar, pero bueno) y desayuno- buffet. Las habitaciones son muy amplias y el baño de lo mejorcito que hemos visto por este país. No conseguimos regatear el precio, aunque si conseguimos que nos dejen la primera noche una suite a precio de normal (más que nada porque no tiene otra).
Dejamos los bártulos, nos duchamos (la sensación de suciedad después de dormir en el tren es interesante) y nos vamos a pasear un poco.
La primera parada la hacemos en una agencia de viajes donde pretendemos contratar las excursiones y reservar el billete de avión a Hanói. Al final decidimos ir al día siguiente a las ruinas de My Son. El chico nos dice que ya decidiremos al día siguiente lo que hacer con Hue y las Montañas de Mármol. Nos vamos a dar una vuelta por el pueblo y a tiendear (por primera vez en serio en Vietnam). Lo más típico en esta ciudad es la ropa hecha a medida. Tú les dices un modelo, eliges una tela, te toman las medidas y a las 24 horas tienes el modelito terminado. Hay de todo, chaquetas, vestidos, camisas, sandalias…un paraíso. Por supuesto yo no me compro nada porque igual si me ven, acabo en la cazuela de algún vietnamita (son muy dados a comerse todos los bichos, jeje). Pero las demás, acaban picando más de una cosa.
Nos vamos pronto a cenar porque llevamos un día horrible respecto a la comida y descubrimos un restaurante majísimo atendido por dos vietnamitas encantadoras. Cenamos de lujo y nos vamos a nuestro hotel a dormir.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Tam Coc

Hoy es el día en el que nos tenemos que despedir de nuestros amigos los españoles. Ellos se quedan varios días en Hanói y nosotras seguimos esta noche hacia el sur. Para pasar el día hemos contratado una excursión organizada a Tam Coc. La idea era haber hecho esta zona por libre desde Ninh Bihn, pero el accidente de moto frustró un poco nuestros planes porque no nos vimos capaces de coger una moto de nuevo.
La primera parada de nuestra excursión es en la Ciudadela de Hoa Lu. En el exterior está diluviando, así que según parece la excursión no la vamos a disfrutar tanto como querríamos. La cantidad de agua es tal, que nos vemos obligadas a comprar paraguas (también influye en hecho de que son muy bonitos y baratos) para poder caminar un poco por la ciudadela.




Después de la visita nos llevan a comer (lo de siempre, o sea arroz, tofu y verdura) y tenemos suerte porque empieza a llover menos lo que nos permite poder hacer la excursión del bote por el río. Una de mis actividades favoritas, ya sabéis “la rana tira al río” como la cabra tira al monte
Nos suben en pareja de dos (obviamente nosotras vamos tres) y la barquera se pone a remar (CURIOSIDAD: en esta zona reman con las piernas). El entorno es una verdadera preciosidad, una especie de Halong pero versión río.
Pero ocurrió el accidente (si, otroooo). Estamos tan felices mirando las montañas cuando de pronto otra barca viene de morros y nos da de lleno, quedando por encima de nuestra barca. Menos mal que hubo suerte y Elena estuvo rápida de reflejos y se tiró para atrás, tipo Matrix, y la barca le quedo por encima en lugar de darle en la tripa. Las barcas son poco pesadas así que aparte del susto y un raspón en la mano izquierda de Elena (lo que le faltaba después de las quemaduras de la moto) no hay que lamentar daños personales ni materiales.


La excursión sigue su curso por dentro de cuevas, viendo bonitas riberas… Os dejo fotos de esta bonita excursión.



Luego ya al muelle y de nuevo al bus que nos lleva a Hanoi donde solo nos queda ir al hotel a coger nuestras cosas (nos encontramos con la pareja de españoles que ha venido a despedirse de nuevo) y hacia la estación. Allí cogemos algo de comer y nos vamos a nuestro tren que va a ser nuestro hotel de esta noche. Esta vez la limpieza del mismo brilla por su ausencia. Menos mal que no soy escrupulosa…

domingo, 27 de noviembre de 2011

Bye bye Halong

Hoy tenemos un interesante día de ruta hacia Hanói. Para no matarnos mucho la cabeza (y porque sale más barato, porque nos vamos a engañar) cogemos un paquete que nos incluye el trayecto completo hasta Hanói. Pero no os vayais a imaginar. Paquete completo no significa trasporte directo, noooo. Paquete completo significa hora de bus al otro lado de la isla, media hora de ferry a un pueblo de nombre desconocido (ya que en esta ocasión no es Haiphong) y de allí un bus a Haiphong.

Cabe mencionar la curiosa costumbre local de añadir filas de asientos allí donde no hay. ¿Qué hay 4 filas de asientos y hay gente que no tiene? No problem, se ponen unos taburetes (tamaño XS) y, listo. Para que ir de pie pudiendo ir sentado. Es que en Vietnam son muy señoritos.
El conductor del mencionado bus nos deja en un local que dice que es la estación del bus que nos lleva a Hanói y nos compra los respectivos billetes. Cualquier parecido con una estación es pura casualidad. Hay una mesa, si, una señora que vende billetes, si y seis sillas (literalmente) que hacen de sala de espera. Para no variar en la parte trasera del local se ve una cocina y una cama (aprovechan el espacio al máximo estos vietnamitas). La moda local de ir en pijama por las calles o atender al público, aquí no se hace tan patente como en Hanói.
Pese a que nos dicen que tenemos que esperar más de una hora al siguiente bus, el bus llega con adelanto, así que mejor. Antes llegaremos a Hanói.
Al llegar a Hanói nos toca la entretenida labor de buscar alojamiento. Esta vez vamos siete (nosotras 5 y los dos españoles), menos mal que yo no ocupo plaza. Después de varios intentos acabamos en un hotel en el que nos dejan dos habitaciones triples a un buen precio después de un duro regateo por parte de nuestro nuevo amigo.
Nos vamos a comer a nuestro restaurante “Bambú” que ya nos conquistó en la anterior parada en Hanói. Pasamos el resto de la tarde, callejeando por toda la zona del mercado disfrutando del ambiente vietnamita. Para terminar nos vamos a un Kentacky fried chicken porque nos entra antojo de comida occidental. Menudo chasco. Aparte de caro, malo y para rematar, nos quedamos con hambre. Vivan los noodles (Pho)

sábado, 26 de noviembre de 2011

Motos en Cat Ba

Nos levantamos más tarde ya que la idea es alquilar unas motos y ver un poco la isla. Así que después del desayuno hacemos el check out y nos vamos hacia el hotel donde se alojaban los españoles ya que es mucho más barato que el nuestro. Cogemos un par de de habitaciones y bajamos alquilar unas motos.
Nos dan nuestras motos, un mapita y comienza la aventura.

Craso error. Por mucho que nos confiáramos en que la moto era automática no es fácil conducir así que después de un rato sin encontrar nada interesante y viéndonos poco confiadas en las motos volvemos al hotel para devolverlas y mi moto pierde el control y tenemos un pequeño golpe, por suerte no íbamos muy rápido. Lo malo es que las dos ocupantes (yo iba a salvo en mi mochila) sufren daños físicos, Yoana raspones en el lado izquierdo y un golpe en el tobillo y Elena una interesante quemadura en el gemelo derecho.
Vuelta al hotel donde pasamos el resto de la tarde descansando intentando recuperar un poco las heridas.
A las 7 habíamos quedado con los españoles que nos dicen que ellos a su vez habían quedado con los otros del barco para cenar, así que damos un paseo y nos vamos a cenar con el resto de gente.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Bahía de Halong

Hoy es el día de la famosa excursión en barco por la Bahía de Halong. Como ya sabéis lo que a mí me gusta el agua, pues podéis imaginar lo contenta que estaba.

Nos subimos al barco todo el grupo junto a la pareja de españoles y descubrimos con sorpresa que hay otra pareja de españoles a bordo. Había también una pareja de franceses y otra de estadounidenses cuyo integrante masculino era hijo de una colombiana por lo cual hablaba también un perfecto español. Nuestra”guía” es una chica occidental (no recuerdo que país) de esas que va viajando a su bola por el mundo, en autostop, durmiendo por la calle… La verdad es que admiro su valentía (o poca sensatez) pero yo no me atrevería con ese tipo de vida.




La mañana transcurrió tranquila, vegetando sobre la cubierta, tomando el sol, haciendo fotos… Nos paran en una cueva en uno de los islotes y bajamos para dar una vuelta y estirar las patas y sobre todo para ver parte de la Bahía desde arriba. La verdad es que es precioso.
Otras de las paradas obligadas antes d la comida es cerca de una playita de arena blanca y restos de coral. Allí estuvimos un rato bañándonos en las cálidas aguas de la Bahía. La mejor parte del momento fue lo de lanzarse desde la cubierta al agua, muy divertido.


Después del baño tocaba comer, más o menos lo de siempre, arroz soso, verdura, rollitos (menos mal que eso estaba bueno) y plátanos. Menos mal que la otra mesa se dejo medio bol de arroz porque nuestra mesa estaba muertecita de hambre.
El barco se dirige a una zona donde alquilan kayaks (siii, otra vez) y nos vamos a dar una vuelta. Esta vez con bastante mas maestría con los remos. La zona es muy bonita. Mientas que ayer vimos el pueblo de los pescadores hoy tocan más bien cuevas y un tranquilo lago interior.

De vuelta al barco nos dicen que la barca que nos lleva a Cat Ba esta ya esperando, así que cogemos nuestras cosas, nos despedimos de nuestros amigos los españoles (que se quedan a dormir allí) y partimos, junto con la otra pareja de españoles rumbo a la isla de los Monos.
Se ha nublado y empieza a hacer viento así que al llegar nos dicen que es imposible llegar a la isla con el barco, así que la guía hace venir una pequeña embarcación que nos lleva hasta la playa. La verdad es que es la desilusión de la excursión. Una turisticada impresionante… Nada interesante.

Volvemos al barco y vamos hacia Cat Ba. El resto de la tarde lo pasamos entre el ordenador, la ducha, cena e incluso un masaje…