lunes, 21 de noviembre de 2011

Pagoda del Perfume

El grupo se levanta temprano, el desayuno y una interesante (y cara) excursión les espera.
El grupo sigue con la ropa del día anterior pese a ser ropa de invierno, mientras yo me congelo en un almacén moscovita, ufff, que injusta es la vida. Por suerte el avión que me llevará a Hanoi despegará pronto y me reuniré con ellas pronto
El minibús llega un poco tarde y todavía tiene que pasar a buscar a unos pocos turistas mas antes de salir rumbo a la Pagoda del Perfume.
El trayecto se hace “ameno” ya que, como buenas españolas se dedican todo el trayecto a reírse del resto de ocupantes del bus aprovechando que aquí nadie entiende este idioma nuestro.
Después de una parada técnica para ir al baño (dígase tienda de recuerdos) el grupo vuelve a coger la carretera y es que, pese a que la Pagoda dista 60km de la capital, el trayecto dura más de 2 horas debido a la escasa velocidad de los medios de transporte (cosa que más tarde agradeceríamos…)
El bus les deja en una especie de embarcadero y cogen una lancha a remos que les llevará a la Pagoda por un bonito río

El clima se porta bien con estas pobres desgraciadas vestidas con vaqueros, zapatillas y ropa de manga larga ya que el sol no aparece en ningún momento y la temperatura es bastante suave.

Al llegar a la base de la montaña se las llevan a comer lo que luego será su cuasi monomenú vietnamita (porque la comida está buena pero resulta algo monótona), arroz blanco (insulso), tofu con tomate, unos rollitos vietnamitas y una verdura de sabor a acelga que no supimos que nombre tenia.
Después al funicular para llegar a la cumbre y de allí a la Pagoda. La Pagoda del Perfume es cuanto menos curiosa ya que no tiene forma de pagoda, sino que es una cueva reconvertida pero que cuenta con sus templos y “capillas” interiores.



Es bonita y los alrededores todavía mejores.



Después de una visita de una media hora el grupo baja caminando hacia la base para ver otro templo que también resulta atractivo, antes de volver al embarcadero para coger de nuevo el bote que les llevará al bus..




La vuelta se hace más larga ya que el grupo cuanta con la angustia de no saber si las maletas estarán en el hotel o no al llegar. De eso depende el resto del viaje ya que, para colmo tienen billetes en el tren nocturno a Lao Cai (Sa Pa) y tienen que recuperarlas antes de cogerlo.
Al llegar, decepción, allí no hay nada. Por suerte para el grupo el recepcionista es un tipo amable que llama al aeropuerto para saber la suerte de las maletas. Les dicen que es ese momento van rumbo a Hanoi y que es cuestión de tiempo que llegue. ¿Tiempo? Eso es algo que no tienen. Bueno, para evitar el estrés van a cenar a un restaurante cercano. Al volver ya están las maletas. A las 7:30 ni más ni menos. Se produce un bonito reencuentro y cogemos corriendo un taxi que nos lleve a la estación. Llegamos a las 7:45. El tren ya se encuentra en la vía así que vamos a buscar nuestro vagón. En el camino se nos acerca un tipo que dice ser de la estación y nos lleva amablemente a nuestro camarote. Primer “listo”, luego nos pide 5$ por el trámite, jejejejeje, se cree que somos imbéciles. Le voy a dar un dólar y me mira como si no lo entendiera y vuelve a repetir: 5$, y yo le digo que nanay. Al final le doy 2 y el tipo se pira.
Como ya es tarde solo nos queda organizar un poco el camarote, lavarnos, ponernos el pijama y a dormir. Después de dos días metida en una maleta, respiro tranquila y duermo a pata suelta.

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