domingo, 1 de julio de 2012

Empieza el sueño. Ya estamos en Caño Cristales


Nos levantamos pronto y desayunamos un vaso de leche (lo único que nos pueden conseguir a esas horas) .Nos habían dicho que teníamos que estar a las 7 y media en el aeropuerto para coger nuestra avioneta. Sin embargo, al llegar allí nos dicen que como el día anterior había sido fiesta, los pilotos iban a tardar un poco más en llegar. Así que nos toca esperar sin tiempo previsto para la salida.

Al final salimos a las 10:00 así que no fue tan malo como imaginábamos. La avioneta que nos llevaba a Caño Cristales era una de esas pequeñas de hélices. En total íbamos 5 adultos, 2 niños y yo, una rana.

El vuelo, una pasada. Ese tipo de avión tiene la gran ventaja de tener grandes ventanas y volar bajo, lo que permite tener unas vistas espectaculares.


El aeropuerto de La Macarena (pueblo punto de partida de las excursiones a Caño Cristales) es pequeñín pero asfaltado, no da sensación de inseguridad. Eso sí, ejército por todos sitios.

A la llegada viene nuestra guía, Monika, que nos dice que va a estar con nosotros los siguientes 4 días. Nos lleva hasta el hotel.

La primera impresión de todo es buena. El pueblo parece tranquilo y cordial (y eso que era zona roja hasta hace más bien poco), la guía parece agradable y el hotel es bastante decente.

Dejamos todo rápidamente, nos cambiamos y empezamos con el primero de los trekking de los días que estaremos aquí.

La primera parte de las excursiones diarias siempre es igual. Después de un pequeño registro militar, paseo en lancha de unos 20 minutos por el río Guayabero y luego una media hora en 4x4 por pista de tierra. Se llega a una finca particular y desde allí se parte hacia Caño Cristales.

Nos ponemos en marcha caminando por el llano. Monika nos cuenta muchas cosas interesantes sobre las plantas autóctonas que allí crecen, sobre geología… Pronto llegamos al primer riachuelo donde podemos ver por primera vez las Macarenia Clavigera (plantas acuáticas que se tiñen de rojo, rosa o purpura debido a la bauxita existente en el suelo lo que provoca que Caño Cristales tenga esos colores tan sorprendentes. NOTA. Ninguna de las fotos aqui colgadas llevan filtros ni tratamiento de ninguna clase).

Al ser parque natural está prohibido el uso de protectores solares, repelentes de insectos y químicos varios así que toca ir vestido de manga larga y pantalón largo para evitar quemaduras solares y raspones. Mosquitos no hay, salvo en el pueblo de noche (OJO, me dicen que hay malaria y dengue aunque no lo tengo yo muy claro)

La verdad es que toda la zona es una verdadera preciosidad, difícil de explicar con palabras. Es distinto a todo, por eso me gusta. No paramos de hacer fotos de los distintos lugares por los que pasamos, Los Hoyos, La Piscina del Turista…



Como hemos salido bastante tarde aprovechamos nuestra parada en la Piscina del Turista para darnos un baño (delicioso) y tomar el almuerzo (arroz, carne, plátano frito y papas envueltas en hoja de banano). No sé si sería el baño, algo imprescindible para los tres“animales acuáticos” (Rani y humanos) que allí estábamos, o el sabor que la hoja de banano da a la comida, pero la comida me supo deliciosa.

Seguimos luego el paseo por la zona, viendo más paisajes preciosos hasta llegar a la Cascada de la Virgen, llamada así porque cuando hay más corriente parece un manto blanco.

Mientras el humano macho se va a investigar por allí (para estrés de la pobre guía), la humana hembra y yo, Rani conversamos con la susodicha sobre las propiedades medicinales de las plantas que por allí crecen. Una chica muy interesante esta Monika.

Por el camino nos encontramos con varios turistas, pocos la verdad, y todos colombianos. Conversamos con muchos de ellos, los colombianos son gente muy agradable. Adoro este país ¿lo he dicho alguna vez?

 
Después de esta parada volvemos ya por el mismo camino, luego otra vez 4x4 y lancha hasta el pueblo donde nos espera una ducha

Esa noche es especial. Debido a que la cantidad de turistas es "elevada", el pueblo ha organizado una cena-espectáculo para agradecer a los visitantes (no les gusta llamarnos turistas) que hayamos ido a conocer la zona. Hasta hace poco eran zona roja y la gente todavía tiene miedo de ir allí. Hay un cantante, un poeta y un par de parejas que nos amenizan con el baile típico, el joroco.


La cena consiste en sancocho (sopa contundente a base de carne, yuca, plátano y especias, bastante rica) y mamoma (carne de res a la parrilla). Después de la cena nos vamos a tomar algo con unos turistas colombianos que habíamos conocido a lo largo del día y luego al hotel a dormir. Mañana nos toca una caminata larguita.





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