viernes, 13 de julio de 2012

Tierradentro en todo su esplendor


Nuestra excursión diaria empieza a las 8 en el museo que vemos bastante rápidamente. Después nos vamos a la primera parada, el Alto Segovia que está a unos 30 minutos del museo. Es el más importante en lo que se refiera a hipogeos. Están muy bien conservados y además son los únicos que están iluminados artificialmente.



Estamos bastante tiempo investigando todas las tumbas y nos ponemos en camino a la siguiente parada, El Duende, a unos 20 minutos de allí. Las tumbas del Duende no están mal, pero no tienen nada que ver con las del Alto de Segovia, ni tan bien conservadas ni iluminadas.


Llama la atención que cada yacimiento tiene un guardia que informa de los turistas que van de un sitio a otro. Todo por llevar un control de seguridad. Más tarde nos enteraríamos de que ese día había 5 turistas visitando la zona. Para nosotros una maravilla, pero para la economía de la zona...una lástima porque el lugar merece una visita tanto por las tumbas como por el paisaje.



Después del Duende nos vamos hacia El Tablón, esta vez unos 45 minutos de caminata por camino llano. El Tablón es un conjunto de esculturas del estilo de San Agustín. Las vistas desde aquí son maravillosas




Acabamos la primera zona y nos vamos al pueblo a comprar agua y algo para picar por el camino.

"Moneando el palo"

La segunda zona es menos visitada. La primera parada es el Alto de San Andrés cuyas tumbas son del estilo de las de El Duende y que está a unos 30 minutos del pueblo.

Llega la parte más dura, subir al Alto del Aguacate. Aunque al principio no a todo el mundo le hacía demasiada gracia pegarse una larga caminata cuesta arriba, al final ganaron las ganas de ver las vistas y empezamos la caminata.


Al final la excursión estuvo muy bien, el camino no era tan duro como parecía al principio. La mayor parte del camino es por sendero entre campos de cultivo. Fuimos bastante rápido, porque no llegó a costarnos hora y media e hicimos paradas bastante largas



Las vistas desde arriba son increíbles. Hay una serie de hipogeos pero no están bien conservados. La mayoría están derrumbadas, sin coloración ni nada. Lo bueno es que uno se siente un verdadero aventurero al entrar en tumbas semiderruidas.


Como sabemos que bajar se demora más de una hora, a eso de las 5 nos ponemos en marcha para que no nos pille la noche en el camino

Llegamos a “casa” cuando ya es de noche y lo primero que hacemos es tomarnos un litro de jugo para reponer los líquidos perdidos.

Nos damos la merecida ducha y nos vamos a cenar. Esta noche la mujer se lamenta diciéndonos que se ha quedado sin arroz y sin patacones y solo puede ofrecernos patatas fritas. Así que "por desgracia" nos tomamos una pechuga a la plancha con patatas fritas. Mejor cena imposible.

Nos vamos pronto a dormir ya que tenemos que madrugar y estamos reventados.

Nos ha encantado Tierradentro

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